STELLA DIAZ VARÍN


La flaca es pelirroja
Peligrosa y otras diosas
Pelirrojo el aire que respiro en sus películas. 
La guerra con todas sus batallas y combates
y las manillas de su reloj despertador
ring ring
con su aparato atracador aterrizando
certifican sus bellos pelirrojos.

Bonita y roja - voy citando sus escritos - 
como el corazón de la madera
con ronca voz humeante de las motos
y rudo terciopelo bermellón
caudaloso es su cogollo de bravura roja

Pelirroja es su rodilla donde hospeda  
la más íntima canción de inquina
cuando a pie en los urinarios mea.
La roja llama de la vela es gota,  si es que llora.
Y es el brillo del tomate
fresco - del huerto – beso.

El soltero azar con su bandera pitonisa
pero bello de revolución
la colorina lo adivina. 
Es pelirroja su púrpura paliza que predica
y maltrata con un jab
la mariposa contrincante que le toca 
La desnuda brasa que me iza a la tormenta 
Díaz se apellida en su crepúsculo parado en la cornisa.

Cristo en el circo de los mismos
o la fogata colorina y su peinado
se encaraman en el cielo de mis párpados cerezos 
y en la barra empina el codo la cresta de los gallos
porque sabe que es bella pelirroja 
hasta el coraje de sus huesos.

Sola contra el mundo con pelirrojos pies,  
su majestad voraz de los incendios danza 
y resucita entre los vértigos desnudos 
de la palabra mujeril 
precisa
que en su víbora babea de latidos
la nupcial antorcha de Lourdes
soplando en su botella los náufragos de viejas violaciones.
Lo sé,  
porque vengo de su luz chilena como escombro vivo 
y porque asisto a misa.

Ardió
y ardió a los cielos.
Se prendió fuego
en un millón de chispas huecas de vacíos cavernosos 
sordas,  por ejemplo
y más que llama  
humo perfecto y todo en la ventana.