BISAGRAS



Me concentro en las bisagras.
Tendría que decir aquí;
mi espalda.

Esas puertas que abren hacia adentro;
¿Cuantas veces abrieron la palabra inútil?
Soy tu hermano.

¿Cuantas veces te dijeron; traicionaste?
Soy tu padre.

¿Y las que abren hacia fuera?
Esas puertas que te expulsan
con la prisa
de las fotos del recuerdo.
Soy tu madre.

Soy y son
siempre las bisagras.
Esas manos que te centran al alero de la brisa
y en el amor simulando al duradero.
Soy tu amigo.

Enciendo un cigarrillo.

Camino con tristeza
y en el humo prieto que se escapa
se me resbala Dios
y un abrazo que me diste.

Soy enemigo.

POEMA GRIEGO

Pienso que hace sólo dos redondos meses 
murmurábamos seriamente
de sátiros y ninfas
perdidos en el laberinto Minotauro
y sobre la redención de la palabra 
en boca de los pájaros de cualquier isla de Chipre.
Yo hubiera sido capaz de morir por ti
desnudo como un Hércules.

Nuestra cumbre era con águilas
que con parloteos alzábamos fogosos
hasta que volaran todos los laureles de eruditos
en la aureola ebria de dos locos en la cima del Olimpo.

¿Quién iba a sospechar que había algo más?
Pero usted pensó que yo tenía más hígado
que el flaco Prometeo 
cuando me dio a probar el brebaje de sus besos.

Como el hielo crea gotas, 

de ellas me haces agua y río
vasto océano, espejo de mis olas
con las nubes que regresan
de la nieve de tu cima y desde el cielo, me goteas
Esas son cosas bonitas y redondas
propias de un Narciso 
pero necias!

Y te las decía sentado en el WC de Atenas
¡Que cosa más intelectual y elíptica
eran nuestras relaciones amistosas
cuando te ponía el beso entre tibia y peroné
al levantar tu amplia túnica de Helena.

Mi lugar era volver a ti redondamente
pues estaba en ti ese círculo virtual vicioso 
tan exacto como el atrio de un Apolo
o como el gesto circular de algún hipódromo 
o la circunferencia de Tales de Mileto
desoyendo siempre cualquier canto de sirena.

Abrí tu madriguera de Drogati y Melissani 
con mi dorado vellocino
donde estuvo siempre mi glóbulo ocular más hábil.
O sea,  yo era un cíclope fanático
de tus rótulas, tobillos y tu monóculo mojado
cuando me caías sobre el nervio ciático
quemando hasta las ruinas mi Troya.

Y ahora te pareces al círculo polar antártico. 
¡Qué te pasa!
Deje usted de sacarle punta al lápiz 
que no soporto el filo frío de su hachazo.

Creo que el aire ya no sostiene tanta ira
a partir de tu mirada en esa bola de cristal
que nos tiró a rodar la bruja Circe con inquina
¿Quién le dijo a usted que yo era un Pinocho mentiroso
para que sea usted,  esa versión mujer de don Otelo?

El verso era el consuelo
y en los espíritus la flama era tan sólo un paseo 
por el cielo de Papá Noel y con sus renos.
 
Usted era una Dama y yo todo un Vagabundo
O sea, todo estaba bien. Cero errores.
Pero en alguna parte estaba el batiscafo 
de las profundidades con los negros buceadores de Cousteaux
¿Quién se iba imaginar que usted,  la señorita,
frecuentaba obtusas amistades con su rey profundo 
don Neptuno o Poseidón?

Mas ahora dices tú de todo y sin trémolos cobardes
me crujes como un árbol que se cae
a espaldas de mi propia barca de Odiseo.
¡Pero qué mujer más puntiaguda!
Ayer no más me lo pedías;
redondea mis mejillas bajas, me decías
y ahora pareces sacapuntas cargándome las culpas. 

Todavía no se reponen estos versos 
de tu gesto arisco tan cuadrangular. 
Y quedarán deformes para siempre. 
Mejor dicho; cuadriformes
con inmensos con enormes hematomas angulares 
puntiagudos y picudos.

Y digamos las cosas como son:
Fue por la traición de tu talón de Aquiles.
cuando te mueven la cola esos Tritones cabalgando los delfines.

No sabes contenerte.
Te lo digo resentido. Lo demás; 
tú ya lo sabes.
Tienes las dos alternativas
O me dejas correr esa cortina de la tina de tu baño
con la música estridente de la película Psicosis
y te clavo con mi daga y con malicia
o pídeme perdón como esa gorda de Amarcod
para que sigamos retozando y contemplando
la constelación del viejo Orión.

Mire usted
que sólo quiero jabonar esos melones resbalosos
a ver si en una de esas nos vamos juntos como globos
sobre la crisma de las eternas
las absolutas 
pompas de jabón.
A menos que mi deseo clueco
a usted le importe un huevo.

SIMULACRO DE DISCURSO DEMOCRÁTICO



Queridísimos(as) amigos(as)
Que ni siquiera se conocen entre ustedes.
ni sueñan los unos con los otros
no conocen sus idiomas,
ni sus dialectos de igualdad.


Ustedes;
los que sueñan en privado
con los  días de fortuna que algún día llegarán,
en esa olla de la suerte 

donde muere el picaflor
para clavar de una vez por todas
la inmensa rueda en el dintel de sus cabezas.


Ustedes; 

que no figuran en la historia universal,
ni siquiera en el paisaje,

que gustan del folklore, la artesanía y el futból,

Ustedes 

las impías brujerías, cartomancias,
lobotomías y  sudor
son ciertamente; los desconocidos de siempre.


Y a pesar de las parodias que intentan estas letras
a pesar de vuestra insuperable inteligencia 
son

 PÚBLICO EN GENERAL. 

Ustedes,
que al pasar bajo la escala se santiguan 

con incomodidad 
se olvidan de las ventas
y dicen no admitir en su vida personal
las Leyes del Mercado ni los brujos de Garay

son 
PÚBLICO así...

en GENERAL.

Ustedes,
los disciplinados con sus rentas.
No corran riesgos. Obedezcan.
Tómense un seguro que les garantice el derecho a respirar.

Ustedes que porfían tan valientemente.
Ustedes,
como nadie,
son recurso humano con un solo derecho;

el derecho al comentario.

Son número
de hambrientos y saciados, 

de jóvenes y viejos, 
de cesantes y empleados
como virus, al igual que los ladrillos o bacilos;
clase media impersonal.
No se crean que visten para santos 

ciudadano ni votantes. No se crean clase media,
No se crean nada.

Tampoco a mí me importan.
Sobretodo no aconsejen,
No se apiaden, ni conmuevan, ni se vistan de eruditos.
Y sobre todo no reprochen ni regañen.
No me ofendan con sus lástimas

más dolor causan ustedes.
Mírense las caras son apenas.

PÚBLICO en  GENERAL
auditorio receptivo
concurrencia, masa de un montón,
migajas y hojarasca.

Olviden las doctrinas que profesan.
Los pobres vivan sus miserias y atesórense los dueños.
La patria, la nación siempre sobrevive al capricho funerario
Alguna vez yo la soñé y no valía ni el esfuerzo.
Ustedes;
que mueven esa cola a quien los alimenta
esperando la caricia y esa gota de amor diario,
en la burbuja y  telediario comentando vanidades,

dan vergüenza, inmensa pena,  mas no dolor.

Si el cristal les dice que ella es una esfera gigantesca.
Allá ustedes 

proliferen sus discursos
nada se pierde con creer,
cada quien tiene el tamaño por crecer

y su tumba por llenar.
Dios en esto,  es siempre inmensamente ecuánime,
a cada uno le reparte su bola cristal.


Y creemos;... por supuesto los creyentes
que todos en la gran humanidad,
nos parecemos...
que lo que te pasa a ti, me pasa a mí
y para ahorrarte el comentario ardiente
di que también yo,
parezco medianube de aerosol.


Pero en este día de elecciones y sufragios
va tu número escrutinio
y después 

como dice la canción
cada señor irá a su misa,
a su capricho libertario 

o a su sueño literario
para continuar creyendo en dilemas y utopías,
concilios y asambleas
Las cuales, por si no te han dicho,
jamás serán la alternativa

que repare las heridas de la vena que te abrieron
medio a medio de tu vida. ©

LAURA


Te adoro fría
como ornamento
a caballo del agua, mojada

Colgada te adoro
de plumas, de ave rapiña
flotando.

Fruta nupcial 
en  la bodega
de mis sabores
multiplicada.

Y el toro que pisa
con uñas de diablo
tus nalgas  tibias
corazonada

Entonces vienen la ola
con tu sal femenina
de espuma leve

Dime corcel de espumas vehementes
cuando trepas
mis ancas frías.

TALLA XXL ©


(Homenaje a los poemas satíricos del siglo de oro)

Quiero
una doncellita cariampollar y repolluda,
que sus caricias sean amasijos de las pizzas,
que me sobara y amasara como pan
para sentir ese sabor aperitivo
a paladar de jamones y arrollados,
que su gesto nunca sea alguna vez huesudo, arisco
y que me  coma con sus ojos con inmensa gula,
como si fuera yo de almíbar,
o un postre tímido de helados.

Me dices que ya no cabes en ti misma de alegría
y al mismo tiempo
estás muy gorda con esos kilos supernumerarios
por lo cual me  corres de tu lado.
No te entiendo.
Es flaco ese favor el que me haces, mi hermosura.
Te amo tan intensamente que mejoras mi apetito
si te veo comer batiendo las quijadas
a sublimes dentelladas con esas mandíbulas de Alien

No le haré caso a mis amigos, quienes dicen:
mejor está sopear el caldo plano de las flacas.
Y ni sueñes en ponerte a dieta pues te amo gruesa.
Tengo plena conciencia de tu robustez tan opulenta,
testigo satisfecho de tus muchas hamburguesas.

Ya me veo estupefacto ante la  mujer Botero
y aplanado  en el generoso pliegue sabrosón de tus costados
o desmayado por tu imponente abrazo tipo ballenero.
Mas no le creo a tu alharaca. Te amo corpulenta. Inmensa.
Debo confesarte que eres muy estimulante.

Te reitero: estoy enamorado de  todo tu contorno.
¿Hay acaso algo más provocador que circundarte
como si yo fuera el estudioso Américo Vespucio?
En una de esas, descubro generosas nuevas Indias
para balancearte al compás de tal circunferencia,
si bien no creo que exista ese tamaño de columpio.

Lo que pasa es que soy adicto a tus dobles curvaturas
y a los abrazos acolchados, pues carezco de abstinencia.
Detesto esas carnes magras  del ayuno
a las que me tenías mal acostumbrado
Antes que esas patas Broiler, prefiero esos muslos de Godzila
y me sulibera más  la lisura en esa piel de Moby Dick
que el brillo pusilánime de una escama de sardina.

Entre curva y rollo,… prefiero la bulimia;
te amaría aunque fueses la culona Venus Williams
Es más; al lado tuyo me siento rutilante,
protegido  y rubicundo querubín con mi Valkiria .

Por favor no persistas con la dieta de la luna
pues enfermarás de anemia  y languidez a lo Morticia
Te prefiero obesa antes que blanca vampiresa.
Yo no podría ser tu conde Nosferatus de ojerizas
con sabor eterno a sangre en las papilas gustativas
aunque de vez en cuando me zampara unas morcillas.

El áureo número del  Phi es tu par de grandes senos,
pero con tanto embelesado por esos círculos concéntricos
me arremeten celos enfermizos.

Extasiado estoy también
por la contundente redondez de tus robustas nalgas
como nubes de ubérrimos balones o globo de tocino.
y me excita el meneo mastodonte de tu grupa
decorada por tus bragas diminutas.
Pero mucho más amo tus fajas
que rebosan cuando abunda con tus carnes
el coloquio atronador de tu enorme digestión
en tu redondo buche de porcino.

Lo decidí. Aumentaré de talla para dar felicidad contigo.
Es probable que yo resulte apretujado dentro de mis ropas
y me transforme en un tonel voluminoso
orbitando por tu esfera como un satélite glotón.
 Te juro que daré la talla como sea. Seremos tú y yo
dos timbales sonando al unísono amoroso.

Pero tú seguirás siendo para siempre
mi frágil virgencita de la suerte
aunque la verdad sea un disfraz piadoso
y que nunca pueda hacer la vista gorda
con nuestro amor voluminoso.
Dame un beso delicado y  redondito
ya que diste al blanco en mi chiflado corazón.

… y pensar que cuando me casé contigo
cabías con sobrada holgura
en la bolsita de un pompón.  ©

LA PAULETTE



Hay una batalla en esa voz
que me hiere con su esquirla fónica
y mi fondo que me tiembla
pierde exhausto mi  silencio y mi sordera
cuando esa bala que sustentas
es la nota ronca de tus cuerdas
perforando impunemente el pecho.

Cómo quisiera que  tus notas
destrozaran la pianola de ese bar antiguo
haciendo  de mis cantos pentagrama y rezo.

Cómo quisiera que tus labios 
se elevaran  de mi estrofa enfurecidos
como si yo fuera sumiso esclavo de tus besos.

Cántame desde esos aires arbotantes
invasiones, miedos, genocidios
o algún trueno carnal que espero
de tus notas altas.

Has de saber,
ahora te lo digo;
en la catedral sonora de tu pecho
se acunaría mi estribillo quieto.

¿Qué puedo hacer
contra el estruendo de tu canto
si aún está naciendo la dulzura de mis tímpanos?

¿Y qué puedo hacer apenas mudo
cuando escucho  y tarareas
la sustancia de tus risas tan letales?

Hay mucho ensueño en las clases de tal música.
y un gran recelo en tus baladas roncas
que en el pizarrón del alma me suceden.

Hay demasiadas verdades que musitas
en el cálido septiembre  que padezco
cuando soy la vieja voz de oscuro que te canta.

Recién hoy
me he dado cuenta lo que soy :
canción de cuna
en ese himno pletórico de orfeones.