Sufre la hoja su caída
y el círculo se entrega a su rutina
ya verás que es de amanecida.
Soy el soltero sin el ruido
con el terrón deshecho de su vida;
de barro y sueño.
Y se inclinó ese jardinero
sobre una mata de maleza.
Cantó la cabeza del zorzal
sobre el pasto del jardín
su trino pesimista.
Beatrice; la pordiosera
rompió su cráneo frágil
contra el vidrio de la esquina.
Y está malhumorado
el viudo dueño del boliche.
El barredor de la cuneta
me miró con gran tristeza.
Y el camión de la basura
pasa mirando por mi casa pulcra;
la mira con sospecha.
No.
No era el corazón.
Era el celular lo que vibraba
en el bolsón de mi chaqueta.
La secretaria preguntó apurada
dónde quedaría esa carpeta.
A las diez me tomé un café
Y me reí…
A la una
comí ese plato de verduras.
Por la tarde resolví
algunos problemas financieros.
Me fui al gimnasio
Y sudé…
Las noticias como siempre
fueron todas malas:
Murió ese astronauta en su caída.
Robó ese ministro algún semáforo.
Mató ese criminal con gran alevosía.
El tráfico cada día está peor.
El pan volvió a subir de precio.
Hay que proteger las fronteras del país
y mejorar la plusvalía.
El cielo con sus ángeles
está apunto de caer.
¿Don Jaime escuchó usted
qué tremenda novedad?
Sí.
Es lo que acaba de decir el noticiario.
Cumplí mis ocho horas de oficina.
Y con el pago de mis cuentas
cumplí mi cumpleaños treinta y seis
Y ha pasado todo el jueves
ladrando como un perro.
Y me ladró el amor
con su látigo aritmético.
Pero eso fue anoche
antes de todos mis regalos
Apenas estaba Dios esta mañana en ese trono que le dieron
de barro y sueño.
y el círculo se entrega a su rutina
ya verás que es de amanecida.
Soy el soltero sin el ruido
con el terrón deshecho de su vida;
de barro y sueño.
Y se inclinó ese jardinero
sobre una mata de maleza.
Cantó la cabeza del zorzal
sobre el pasto del jardín
su trino pesimista.
Beatrice; la pordiosera
rompió su cráneo frágil
contra el vidrio de la esquina.
Y está malhumorado
el viudo dueño del boliche.
El barredor de la cuneta
me miró con gran tristeza.
Y el camión de la basura
pasa mirando por mi casa pulcra;
la mira con sospecha.
No.
No era el corazón.
Era el celular lo que vibraba
en el bolsón de mi chaqueta.
La secretaria preguntó apurada
dónde quedaría esa carpeta.
A las diez me tomé un café
Y me reí…
A la una
comí ese plato de verduras.
Por la tarde resolví
algunos problemas financieros.
Me fui al gimnasio
Y sudé…
Las noticias como siempre
fueron todas malas:
Murió ese astronauta en su caída.
Robó ese ministro algún semáforo.
Mató ese criminal con gran alevosía.
El tráfico cada día está peor.
El pan volvió a subir de precio.
Hay que proteger las fronteras del país
y mejorar la plusvalía.
El cielo con sus ángeles
está apunto de caer.
¿Don Jaime escuchó usted
qué tremenda novedad?
Sí.
Es lo que acaba de decir el noticiario.
Cumplí mis ocho horas de oficina.
Y con el pago de mis cuentas
cumplí mi cumpleaños treinta y seis
Y ha pasado todo el jueves
ladrando como un perro.
Y me ladró el amor
con su látigo aritmético.
Pero eso fue anoche
antes de todos mis regalos
Apenas estaba Dios esta mañana en ese trono que le dieron
de barro y sueño.