CANNON OCCIDENTAL



(Poema experimental e interminable a causa del Cannon Occidental* de Harold Bloom)

A.-La GueRRa
Iba con neblina en mi boca de siglos
disolviéndome en la ebriedad de la canción nacional,
la respetada de remotas naciones
y la duda de mi patria casera
duda de luto
por unos minutos, yo diría, suprema.
Tan oscuros que son lo inicios aguerridos. ¿No es cierto?

Humanos transitan por mi cuerpo y traspasan mi frontera tan divina.
Van morales, temerosos; van honestos. Diría Gulliver.
Detractores; Gorbachov. Gusanos; el Fidel. Humanoides; el Toribio.
El arte con discípulos tan granados, soberbios, belicosos
conversos del poema con sus viajes y aventuras
con sus desvelos nobles por la literatura
es la causa de mis preocupaciones
nunca a dominio extranjero sometida
ni por tres putos puntos suspensivos.
Sí, huevón; ni la cacofonía me detiene. Reclámale al Vallejo ese.
Es mi discurso aquí en Laputa Queloparió.*
¿Alguna otra opinión?

Fiesta universal a puertas cerradas que los peces, multiplica
son los devaneos imperecederos de mi toxicidad gramatical
Bailan destrozados todos los guerreros
con sus plumas y tinteros, versados y toreros
¡Aviadores! ¡Soldados! ¡Sudacas! ¡Marineros!
¡Esto es la guerra en las ciudades, escritores!

Sí; Señoras y señores.
Todos somos bombas a punto de estallar en versos
Acorazados, tanques, submarinos, detectores,
Algunos pueden ser los portaviones, delatores
Pueden ser y no ser, poetas.
¡En plena guerra; ésta sí que es guerra mi alma!

La crítica avanza demoliendo con su inmensa erudición
cada texto que se sale del libreto
o el punto y coma que vulneró la coma.
Mediatiza en prosas digitales 

reclamando un territorio de laureles,
para la raza de
autores elegidos al Parnaso.

¡OH, matador!, ¡mi matador!
¡Harold Bloom! * Grita desmedido mi marino alternativo
Adiós mi novio de todas las novias dolidas, condolidas y trofeos.
Adiós mis putas tristes editoriales sudamericanas.
Mis HER -manos y vecinos luminosos, pónganse de pie. Aplaudan.
Ese hombre sí que sabe.
Supliquen la atómica que purifica y pule nuestra calva
La que necesitamos para redimir nuestro lenguaje
Urgente es el llamado de las letras. Vomiten.
¡Por favor; salpiquen!
Es todo lo que sueña el Tercer Mundo de las letras*.

B.- EL ReCLuTaMieNTo
Un olor de baño innominable
saca el sable
y me lo introduce por las narices
sofisticadamente,
formidable con su filos de cultura occidental.
Ese que recluta mancebos y novicios o novillos
machos, blancos, anglos,
es un elegido dice.
Me he tendido sorprendido. De hinojos le he creído
a sus premios, dictados y cursillos he asistido
Por dios
a mi degüello liliputienses y colegas
Les santiguo la hecatombe, estamos puro hueveando;*
la minúscula inmolación coge a su propia leva
en la chusma infame y literata.
¡Somos todos ignorantes amarrando a tal gigante!

C.- La BeNDiCióN
Pero es la bendición mon señor
que no es la puta paz, mi novillada, propiamente
y viene desnuda, de liga, talcos y aromas tan dulzones
humorada,
que me sulivera los mágicos cojones
la retórica poética con sus crucifixiones.
Duermen codo a codo mis gorriones
los sudacas tienen fé en todos sus romances
a pesar del artero embate de las bibliotecarias europeas.

Y así es la guerra del que escribe y se la cree.
Y mientras tanto Pablo Padre*, pinta TÚ la paz albina
en mis palmas del Hemisferio Sur andino
que no por rojas son más vivas.

Y a los premiados en sus medallas, bendice como siempre
que de uno y otro lado irán tus garabatos rudos
mecanografiados como un coro celestial ausente
a la canción desesperada del terciario mundo.

D.- De FRaNCo
Se me acerca la venganza de caderas blandas
y me deglute
me Hiroshima
Y me acaricia con dinero, semen y pasteles.
Y le sonrío kamikase a lo Gabriela*
Mas me arrepiento, colateralmente por supuesto
en un recuerdo de la mujer que tanto quiero
la cual no es La Virgen María precisamente.


Le hago un verso.


Tiene ella la trinchera alguna
donde el miedo mío acuna
El miedo;
el miedo de que la guerra acabe
y nadie avise o sepa o vea. Ese miedo, oye; desespera.
No te espero; me lo dice y se me va
Se va cruzando el charco grande.
La veo América tendida y siniestrada
en brazos de un sátiro oscuro sin reputación
dando histéricos saltitos
chupando vientres y en sus cueros, el virus ecuménico*
Con su propio cáncer cérvico uterino
le hago un verso.

E.- La ORaCióN
Lector noble que vives soterrado
por debajo de la puerta
escuchando mis pequeñas explosiones y majaderos holocaustos
me confieso pecador.

Yo plagio.

Sigue tú rezando cauto
que yo caucásico
anudo al casto.
Anúdate los sesos,
la víscera, la masa, las papilas gustativas,
de la patria literaria toda
¿Qué te crees tú?
¿Que la patria literaria es una?

Soy un crédulo.

F.- A la guerra
Es la guerra
y la estoy perdiendo.

Sangre por sangre
hombre por hombre
y letra por letra
es la madre de la guerra
con otro patético poema
por este mísero poema.

(Noviembre; en plena ebriedad. Blue Ship. Valparaíso)