ITATÍ


Afuera
me llueve tu sed invisible,
inevitable

En el patio interior
que es tu corazón
llueve de sed mi jardín de arena que arde.

Aún hueles con miedo
los surcos del viento y filigrana en mi duna.

Si piso en tu arena sin huellas,
tiembla tu cuerpo a mi brisa que hiere
y rozan
tus senos pequeños del aire,
que es aire que hiere y que mata,
mi gesta de besos.

Y en el lecho de arena me hueles desnudo,
me pisas
con hambre
y sin prisa.