DÉCIMA CARACTERÍSTICA.


...Y bueno;

para vos, éste será mi currículo vitae
con la más ménsula de tus cornisas lúbricas
que son repisas de libreros
con sus callecitas que tiene ese qué sé yo
¿viste?
Unísolo me engancho en tu estrambótica
como si gustaras de mí, sutilmente,
la tímida retórica.

I
Girondiana hasta la más la ménsula de tus cornisas lúbricas
me perturbás cuando toco tus tendones
que provocan tus sonrisas estertóreas
y bajo el verso del café Tortoni
quisiera descocer sin ninguna prisa esos botones
pues sería el más fiel de tus conversos
en tus sabores rococó.
Anótese
como la principal característica
y bandera de mis recomendaciones incorpóreas.
Sería la primera.

II
Tengo sabor a menta, eso dicen
con un suave dejo de pimienta
y ecos de canela ahumada
pero es tanino intenso para quien lo advierte
Sin embargo, de mí creo que permanece la eficiencia;
soy un fiel hasta la muerte
si es que acaso me convences
y me llevás a conocer tu catedral de misa y plumas
dócilmente adoctrinado por tu labia engrupidora y estridente.
Esa sería una característica segunda. Te creería siempre.
Comuníquese.

III
Tu posición decúbito dorsal
sagrario tibio de la genuflexión
me ofusca con sus maduras redondeces,
con el acento cantadito y diestro que tiene algo de maestro
y suena incomparable
gimiendo al suave orgullo de tus sábanas albinas
o nube en pleno cielo que dios me tiene reservada
rozando la eromiel de besos cuando dices:
je t`aime mais non plus,
pues no sé cómo vos sabés
lo que me gusta lo francés dicho por tu argento 

acariciándome la pierna a la intemperie
con eyuculaciones gigantescas
si le ponés, como sabés,  polentas intestinas.
Todo indica que esta sería mi característica tercera.
Me refiero a tu vagina.
Notifíquese

IV
Y sí,...
me hacés reír
cuando equivocás esos acentos
pues tu vocabulario me hace cosquillas en los tímpanos
dientes, testículos, meníscos
me dan unas ganas inmensas gigantescas, de comerte
y penetrarte hasta la úvula gozosa de tu muerte.
Parece muy ridículo.
Todo eso me estimula excita.
Sería la cuarta sinfonía
tu cacofónico sonido emitido con tu emocionado vozarrón de orgía.
Adviértase.

V
Al lado tuyo sé que me veo muy siniestro
a pesar de que me frunces con tu boquita de Malbec
ese falso beso pequeñito y descartable
nubilando esos párpados inmensos
que se bajan cual persianas de un hotel
telúrico y burdel tan rojo como el combo primoroso
que te mandó el cachife aquel
Ese que aparenta ser orate y cultor de un mate
estudiante de teatro, pensador y engrupidor. ¡Viráte!
Lo huelo a la distancia. Sería pugilista
particular lingüística la manera de quitarte
ese gil de ojeras enfermizas.
Terminá con las angustias fronterizas. Amáme.
Sabés que estoy piantao y que me creo un estandarte;
pero flaite.
A propósito de lenguas
creo que para ti la mía es la perfecta,
la tripleta y la completa
vos no sabés lo que haría con mi lengua.
Fijáte que sería la Quinta del nervudo
y si Beethoven ya estaba sordo
yo a vos te dejo muda.
Impártase.

VI
Bajo tus párpados telúricos
me acometen deseos callejeros
pordioseros me dirás
si ellos, cual veleros del canal Madero dejaran asomar
tu mirada que me cruza como vela panda
y que me parte, que me clava a la distancia
y que me ancla
al recuerdo duro de tu piel con su fragancia
y de tu alma.
Sería capaz de decir que te amo de por vida... ¿lo creerías?
Me invade la trifulca por decirte los perversos versos
¿Viste que entiendo mucho de la rima deste arte?
Che; no soy trucho.
Soy de veras. Dale. Y por la sexta todo vale.
Convénzase.

VII
Me dirás que no contengo mis caricias en esos pelos
de tu frágil cabellera.
Serás calva cuando vieja si te beso siempre
pero esos besos en tus bezos
son mis súcubos que acalambran tus mandíbulas
cuando lanzo estos malgastados improperios
sobre esa carcajada tan ridícula que es un verso
y me acomete el deseo incontenible
de atraparte la úvula rojiza con mordiscos o pellizcos.
Empezando por cutículas y acabando en tus clavículas
¿Y a quien le importan esos pelos, esos versos
si lo único que quiero es volverte loca en besos
?
Y sería la séptima
cópula que vuelve y rima una vez más en lo ridículo.
Divúlguese.

VIII
Me cohíbe tu boquita pintada de alelí.
Tal vez manche el cuello de camisa
y altere por momentos mi reputación
pero más me aterra el moretón de tu gangocho
o el espolón de tu cafiche parado en ese poste como un simio.
Jamás sospechará que te echaría polvos infinitos
aunque fuera sólo por cumplir el ejercicio
mientras el gil ni cacha los meneos
que mantengo con todos mis babeos
confundiendo a su muchacha apoyada en la ventana
y que sostengo con bombeo mis suaves cadereos.
Sería la octava forma de abrirte al infinito

con mi experta labia sudamericana
Persuádase.

IX
Pero hablándome con tal desplante de argentina
ocurre que ni mirás el punto de mis ojos
como si ya me conocieras
para vos parece que soy la masa, público, cliente
y lo que es pior
ni siquiera advertiste mi temperatura ardiente
¿viste?
ni mis rugidos con mis promesas de creerte.
Sos maleva
por lo cual esta nueva situación no alcanzaría a la novena
ni aunque me juraras de rodillas que es la noche buena.
Pero lamentablemente sos perfecta sos divina
y sí
sigue siendo tu ranura el objeto entre mis cejas
por lo cual permanece intacta la novena forma de quererte.
Laméntese.

X
Te tomo la cintura,
seguís condescendiente.
Me sorprende, 

es pequeña, 
diminuta
me siento inmenso, invencible, poderoso, incandescente
al tomar entre mis manos la órbita perfecta de tu ombligo
y en tu boquita pintada desde el rouge barato
emerge el dicho como si besaras de costado
y ni mirás mis gestos literatos.
Una vez más,
me pides plata
me preguntás si soy rico
y te hacés la puta que acomete impune
la alegría adulterina de solitarios como yo.
Mi abrazo sigue siendo ardiente, corazón

perpetuo
y vale más que el abrazo de tus piernas depiladas
y tu lúbrico vacío,
y mucho más que las monedas malgastadas
en los sueños que se abren a la verdad sumisa
de la inocente ansiedad de amarte sin dobleces.
Te amaría para siempre.  Enmudeces.
Es poética mi propuesta incandescente. Es profética.
Y es la décima. Soy de veras.
Nada pierdes con llamarme
y sería con urgencias.
Vos creéme.